Salsas veganas.
Una de esas cosas que se piensa va extrañar al dejar de consumir productos animales es la mayonesa o los quesos, estos últimos son particularmente adictivos por la presencia de caseína, algunos la consideran tan adictiva como la cocaína o la heroína. La razón de esto es que al digerirse se transforma en casomorfina, al usarse bastante leche para hacer el queso esta sustancia se va concentrando, de manera que en el queso se encuentra hasta diez veces más que en la leche, dependiendo de la cantidad utilizada.
La adicción al queso es real y puede tratarse como cualquier adicción, lo sé porque yo también fui adicta al queso, durante un tiempo mi consumo me hizo gastar cantidades exageradas de dinero, me produjo problemas intestinales, entre otras cosas. La casomorfina es una de las sustancias que resultan complicadas de digerir para cierto porcentaje de la población, así como la lactosa, porque nuestro cuerpo no se termina de adaptar al consumo de lácteos pasada nuestra propia edad lactante. Bueno, no quiero extenderme mucho con la parte aburrida.
Estas recetas que les presento pueden indistintamente usarse en reemplazo de quesos y mayonesas, agregando más o menos líquido se logran diferentes consistencias. La idea es llegar a producir la emulsión, lo que requiere licuar o procesar por un rato, la licuadora que utilizo no es de las mejores por lo que requiere una cantidad de líquido para funcionar.
Las tres recetas siguen la misma estructura básica pero cambiando ciertos elementos, los ingredientes básicos son la sal, el aceite, limón y una verdura a elección, utilicé la zanahoria, la remolacha y las semillas de girasol pero podrían ser muchas otras verduras o podrían combinarse diferentes verduras y las especias agregan toques muy particulares, estas son recetas que disparan la imaginación.
En la primera receta utilizo zanahorias cocidas, esta hortaliza posee propiedades digestivas y diuréticas, ayudan a regular el ciclo menstrual, reduce la anemia, disminuye el colesterol, es buena para la vista, el betacaroteno funciona como bronceador y antioxidante. Son ricas en fibra, ácido fólico, potasio, vitamina C y vitamina A.
Usé 700 gms. de zanahorias hervidas y las procesé con su jugo de cocción, casi hasta cubrirlas, le agregué sal y aceite, aunque se puede suprimir este último si queremos algo bajo en grasas. Cuando filmé el video no tenía limones pero el jugo de medio limón o uno entero le aporta sabor y junto con el aceite ayudan a conservar, se le podría agregar un chorrito o cucharada de vinagre para un efecto similar. Para darle más sabor me pareció que un diente de ajo le vendría bien junto con una pizca de pimienta.
Para la segunda receta mi ingrediente principal fue la remolacha, una excelente fuente de vitaminas, minerales, fibra, antioxidantes, folatos entre otros. Así como la zanahoria es rica en carotenos, su alto contenido en hierro ayuda a combatir la anemia, también contiene vitamina C y vitaminas del grupo B, contienen fibra y ayuda a prevenir el estreñimiento, mejora la función hepática y alivia infecciones urinarias por lo cual resulta bastante depurativa e, incluso, contiene gran cantidad de hidratos de carbono. Entre sus aportes minerales sen encuentra el calcio, magnesio, fósforo, yodo, potasio y sodio. Se puede consumir la raíz y las hojas crudas o cocidas, al cocinar las raíces, es recomendable hacerlo con la piel.
Salsa de remolacha con chapatis. |
Las remolachas las procesé de la misma forma que la salsa anterior pero como olvidé guardar el jugo de cocción utilicé un vaso agua mineral, sal a gusto, dos cucharadas de aceite, un diente de ajo, como aún no había ido por limones no le agregué pero normalmente sí le pongo, la idea es hacer la salsa y no perderse en los pequeños detalles como no tener limones a modo de excusa para no hacerla. Como esa semana estaba un poco mal de la garganta por todo el humo en la ciudad se me ocurrió a último momento agregar jengibre en polvo.
Estas dos primeras salsas son algo dulzonas, la de remolacha bastante más que la de zanahoria, pero la tercera es bastante más ácida, el sabor suave de las semillas de girasol parece absorber la acidez del limón, que ya había comprado para esta receta, y la acidez se acentúa con los días sin dejar de ser absolutamente deliciosa y apta para dietas crudiveganas. El secreto esta en activar las semillas, es el proceso de despertar de la semilla, se ponen en remojo de 20 minutos a 8 horas, se ablandan e incluso se hinchan, lo que potencia sus beneficios.
Las semillas de girasol aportan grandes cantidades de ácidos grasos insaturados, el famoso grupo omega, por lo que no producen colesterol, alto contenido de proteínas, contiene cierta cantidad de hidratos de carbono, alto contenido de vitamina E, potasio, calcio, magnesio, fósforo, alto contenido de antioxidantes, alto en fibra, produce sensación de saciedad por lo que puede consumirse si se quiere bajar de peso. Aunque, lo ideal es no comer más de 30 gs. al día porque por su alto contenido de grasas puede hacernos ganar peso.
Acompañando milanesas de berenjena. |
Con una taza de semillas sale medio kilo más o menos de esta cremosa preparación, con un poco de agua, sal, un par de cucharadas de aceite, se puede suprimir este ingrediente para no agregar más grasa, medio limón y un diente de ajo ya tenemos para toda la semana. Al terminar de procesarla le agregué comino para saborizar.
Espero que se animen a probar estas recetas y sorprendan a sus comensales con propuestas diferentes pero que están para chuparse los dedos. Estas salsas, definitivamente, me ayudaron a no recaer una vez que dejé los quesos, las mayonesas hace tiempo dejé de consumir por la cantidad de colesterol contenida en el huevo.
Lo ideal es pensar más en función de todos los sabores nuevos que vamos a descubrir y no pensar en función de que vamos a dejar de consumir. Así que prueben la receta, ya sea que estan transicionando al veganismo como yo o, simplemente, por descubrir nuevos sabores.
Bon Apetit!
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