Pienso luego existo.
Transitando hacia una vida más consciente.
Trailer de Cowspiracy el documental.
¿Qué te he hecho? |
¿Decidiste cambiar tu vida pero no sabés como empezar? Ya sea por salud, por los animales o por el ambiente o todo junto. Decidiste que querías nadar contra corriente pero no sabés si dejar todo de una o empezar un pasito a la vez. En mi opinión, para que el cambio sea duradero y real es mejor ir pasito a pasito.
Por muchos años fui una mala vegetariana, no sabía muy bien como llevar una dieta equilibrada, no entendía las necesidades de mi cuerpo, no entendía las intrincadas interrelaciones de los ecosistemas naturales, sociales y la propia flora intestinal. No sabía que la chipa o las criollitas se hacen con grasa animal. A veces, nos sentimos algo abrumadas con tanta información, no podemos digerir todo lo que implica existir como ser humano en un mundo globalizado. No nos hacemos las preguntas correctas, por ende, no encontramos respuestas claras.
Un buen comienzo es cuestionarse si el estilo de vida que una lleva es una decisión personal, es inercia, es impuesto por cánones sociales o culturales, ¿somos realmente libres en nuestro consumo? El modelo neoliberal se alza como el bastión de la libertad desde lo económico y su expresión es el libre comercio, y como tal, necesita consumidores.
Por comodidad, muchas veces no nos cuestionamos o nos engañamos creyendo que un empresario o fabricante es una persona ética, que las industrias tienen en cuenta el lado humano y ambiental de sus emprendimientos, que se preocupan por la calidad de lo que ofrecen. No podría estar más alejado de la realidad. El modelo económico esta basado en el lucro, nada más. Son pocas las industrias que piensan en el lado humano de su negocio o su huella ambiental, mucho menos la calidad de lo que ofrecen.
El supermercado existe para aislarnos de la realidad detrás del consumo, nos ofrece tantas facilidades que no vemos como nos venden nuestra autodestrucción, desde el envase en que vienen sus productos, plásticos de un sólo uso que terminan contaminando la tierra y nuestros cuerpos, pasando por la calidad del producto y su elaboración, no conocemos a los productores y no sabemos si pagan sueldos justos a sus empleados, si cumplen normas sanitarias, en el caso de la industria alimentaria: no sabemos como tratan a los animales que murieron para que consumas su carne, la leche de sus crías o vistas su piel, no vemos los antibióticos con los que los mantienen hasta que cumplan su "vida útil", no vemos a las vacas lecheras siendo exprimidas hasta el límite de sus fuerzas y no pensamos en que esos antibióticos o las enfermedades que pretenden aliviar pasan a la carne y la leche, por ejemplo.
Por las madres de la industria láctea que no verán crecer a sus hijos. |
Nos hacemos a la idea que las vaquitas, ovejas, gallinas, patos y chanchos viven felices en granjas comiendo pasto o granos porque eso nos muestran en sus comerciales, en las etiquetas, en sus eslogans, no nos percatamos de todo el aparato propagandístico detrás de la industria, ni del lobby que hacen para que las leyes permitan cierta cantidad de pus en la leche, por ejemplo. Ni lo mucho que pagan a científicos para que saquen estudios que afirman que necesitamos leche después de haber sido destetados por nuestras madres.
No vemos como las vacas son "inseminadas" artificialmente, es decir, violadas por empleados o técnicos en zootecnia, para ser embarazadas constantemente de manera que uno pueda tener esa leche a diario en el desayuno y la merienda, no pensamos en que esa vaca produce leche para su ternerito, y que para que bebamos su leche ese ternerito es apartado de su madre al momento de nacer y alimentado artificialmente con pienso genéticamente modificado y bañado en un cóctel de químicos, que si es macho es asesinado al poco tiempo porque no produce leche y si es hembra el futuro no es mucho más alegre, vivirá como esclava sexual de la raza humana, como instrumento y máquina de producción de leche. Tampoco pensamos en esas madres que lloran semanas enteras al ser separadas de sus crías.
Lo sé porque cuando consumía lácteos no me cuestionaba eso, era adicta al queso y no sabía como funciona la industria, creía inocentemente que las vaquitas de matadero no eran las lecheras. Ahora sé que una vaca, que naturalmente podría vivir 25 años, es exprimida hasta la muerte para que yo disfrute de un queso, de un yogur, y que cuando ya no es productiva, cerca de los 5 años de vida es vendida al matadero.
Si bien es cierto que en nuestro país aún se puede consumir productos de granjas tradicionales, donde las vacas salen a pastar y son tratadas mejor que la mayoría de los humanos, ese modelo no es aplicable a gran escala y, de hecho, consume más recursos y es una de las principales causas de deforestación. Acá se talan bosques nativos para plantar soja que servirá de alimento a cerdos en China, se talan bosques nativos para tener más terreno de pastoreo para que en Europa puedan consumir carne alimentada por pasto. El tema es que el mundo no tiene capacidad de proveer toda la carne que se consume, ni los mares tienen capacidad de sustentar el consumo comercial de pescado, mejor no empiezo con el tema de la contaminación del óceano porque eso es muy largo, va para otro post. En los últimos 50 o 70 años aumentó exponencialmente el consumo de los diferentes tipos de carne, lo que antes era un lujo ahora hay 24 horas al día disponible en supermercados los siete días de la semana.
Para resumir, el primer paso a una vida más consciente es cuestionarse, buscar información, ver documentales, estudios de revistas científicas diferentes, cuestionarnos nuestro consumo. Hago énfasis en el consumo consciente porque el VEGANISMO NO ES UNA DIETA, es una filosofía de vida. No es sacar cosas de tu plato para vestirte después con sus pieles, no es eliminar grupos enteros de "alimentos" para luego ir a un espectáculo de circo donde explotan animales, no es restricción, es hacerse responsable de que tipo de energía dejamos entrar en nuestra vida, de que tipo de industrias estamos apoyando con nuestro consumo inconsciente.
Yo sigo en transición, porque no es sencillo sacarse de encima años de adoctrinamiento, y a veces me puedo equivocar y consumir ya sea por ansiedad o por ignorancia algún producto que contenga sufrimiento y explotación animal, pero eso no es excusa para arrojar todo por la borda, es una llamada de atención, es darse cuenta de lo fuerte que son las garras del sistema.
No es tu madre, no es tu leche. |
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